La Participación Ciudadana en el Diseño y la Intervención Urbana. Mecanismos democráticos.
El caso del Bosque Urbano de Málaga
Hace mas de cinco
años escribía una reflexión https://blogsostenible.wordpress.com/2016/11/02/papel-politicos-participacion-ciudadana-bosque-urbano-malaga/ abordando con asombro, cómo la
acción de gobierno municipal en Málaga, maniobraba buscando la forma de limitar
la participación ciudadana en asuntos que afectan directamente a cómo se organiza
el entorno en que vivimos los ciudadanos.
A principios
de 2016, el pleno del ayuntamiento de Málaga, en una de sus sesiones plenarias,
aprobó organizar una consulta sobre el destino de un enorme solar, de un barrio
muy densamente poblado y con escasez de espacios verdes. El destino de esos
terrenos (177.000 m2) condicionará el tipo de ciudad que será Málaga,
de ahí la relevancia de la consulta a los principales afectados por la
actuación que finalmente se proyecte y ejecute.
Y lo
escribía, porque en esos días, el gobierno municipal, encabezado por el alcalde Francisco de la Torre, mantenía guardado en un cajón
el informe positivo del interventor municipal sobre la posibilidad de hacer
dicha consulta ciudadana para definir de manera participativa el destino de los
terrenos. De especial interés en los distritos de Carretera de Cádiz y Cruz de
Humilladero, y con respecto al proyecto que en su día se diseñó para los
terrenos donde se ubicaron los antiguos depósitos del terminal petrolífero de
Repsol retirados tiempo atrás.
El PP que
gobernaba y continúa gobernando, votó en su día a favor de esta consulta, pero,
a continuación, maniobró para conseguir que no se hiciera. Paradójicamente, el Concejal de Participación Ciudadana, cuya función debiera ser estimular la participación,
afirmaba que esa figura de consulta no aparecía en el articulado de la Ley de
Procedimiento Administrativo Común. El partido Ciudadanos también cuestionó la
legalidad de la consulta.
Hay que
aclararle al concejal, que el hecho de que no aparezca en el articulado, no significa que no sea posible y, como
indicaba Ángel Sánchez en un artículo publicado el 30 de octubre de 2016 en la
Opinión de Málaga1: “Es una
paradoja que el responsable de participación se desprenda de una figura
significativa de participación ciudadana en la gestión municipal y, en la
paradoja, concurre que la afirmación la realiza, sin la menor referencia a la
legislación local…”. En ese artículo, el catedrático de Derecho
Administrativo de la Universidad de Málaga incluía argumentos jurídicos de peso
que ponían en entredicho la sesgada interpretación del concejal.
También conocíamos la paradoja de que, en relación a la declaración de
BIC para la Farola, fuese precisamente la consejera de Cultura y Patrimonio
Histórico de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo, la que anunciase que
presentarían alegaciones a esa declaración de BIC. Es irónico que sea la responsable de proteger el patrimonio, la que se manifieste
contra esa protección. Y en este caso, vuelve a concurrir un conflicto con otra
plataforma ciudadana, "Defendamos Nuestro Horizonte" que se opone a la construcción de un rascacielos en el puerto de Málaga, a la que ni el gobierno municipal, ni la autoridad
portuaria quieren atender.
La reflexión
general que yo en ese momento quise hacer en relación al bosque urbano que se reivindica
para Málaga -y que quiero volver a plantear-, era sobre el papel que los políticos deben jugar en la gestión de los
bienes comunes y del interés público. El PP ha gobernado y sigue gobernando con
un modo de gestión de arriba abajo. Piensan la ciudad que quieren, en base al
modelo neoliberal en el que creen. Tutelan a los ciudadanos y dificultan o
directamente impiden, que la ciudadanía organizada, cree o diseñe propuestas
alternativas y participe activamente en el diseño del espacio que habita.
La historia de este caso comenzó con
una petición en la plataforma change.org que sumó muchas firmas. Las
suficientes para que acabara surgiendo una sólida Plataforma que entre los
pasos que fue dando, acabó acudiendo a sus representantes en el ayuntamiento
con una petición alternativa a la inicialmente propuesta en el PGOU de ese
momento y no ejecutada.
La plataforma municipalista Málaga Ahora propuso en su día en el
pleno esa consulta ciudadana para dar cauce a la participación y fue apoyada por todos los grupos. Fue
un pleno con intervenciones de vecinos, profesores de universidad y en el
debate se expusieron problemáticas diversas. Se defendió la propuesta del
Bosque Urbano, también el proyecto original del ayuntamiento y propuestas
alternativas del resto de grupos. Dio la impresión de que se estaba con los
ciudadanos, escuchándolos e incorporándolos a la toma de decisiones,
explicándoles también los condicionantes previos. Sin embargo, el PP se ocupó
de convertir aquello en un espejismo.
Cuando se grita en las
manifestaciones el “No nos representan”
se está diciendo que, además de votar, en un sistema democrático, hay que
posibilitar y canalizar la participación de los representados, cuando estos
acuden a sus “representantes”.
Y por todo esto afirmaba en aquel
artículo que era necesario transitar de modelos de gestión de arriba a abajo, como
el que aplica el equipo de gobierno del PP, a los que se nutren de abajo a
arriba, -de la raíz a las hojas-, especialmente en entornos urbanos.
No todo lo que se proponga será
técnicamente posible, no todo lo que se proponga será legalmente posible; pero
tiene que existir la posibilidad de poner en marcha proyectos compartidos que
incorporen el poder creativo y la participación de los ciudadanos y los
vecinos, aunque voten a partidos distintos.
Así que, a diferencia de la postura
del concejal de participación que buscó argumentos legales para limitar la
participación que debería defender institucionalmente, todos los “representantes de los ciudadanos”
salidos de las urnas, deberían buscar los cauces para que los vecinos puedan
expresarse y tomar parte activa en la toma de decisiones sobre lo que les
afecta directamente. Resumiendo, los políticos además de defender los marcos
conceptuales de gestión que cada cual tiene, respetables, aunque no sean
compartidos, deben escuchar a sus representados y trabajar para mejorar los
cauces de participación, nunca limitarlos.
Añadí al final una ilustrativa imagen
que pude ver en una charla presentada por el arquitecto y profesor Carlos
Verdaguer en las jornadas para actualizar los objetivos de la Agenda XXI de
nuestra ciudad organizadas por el Observatorio del Medio Ambiente Urbano de
Málaga (OMAU). Es una figura que representa los dos modelos de intervención que
he pretendido traer a colación al criticar la lamentable gestión del PP al
negar la participación ciudadana en el caso de los terrenos de Repsol.
Dos Modelos Contrapuestos de
Intervención Urbana
Añado ahora
a esta reflexión, otra relacionada con la democracia representativa que, en teoría
disfrutamos.
Sucede a
veces, cuando desde un gobierno local, justificadamente o no, se reducen las
partidas del presupuesto municipal dedicadas a la financiación de los grupos
municipales para su funcionamiento. Eso significa restringir y limitar el
ejercicio de sus funciones, a los representantes legales de los ciudadanos, que
accedieron a esa representación vía urnas. Porque es una forma de limitar la
capacidad de estos de actuar y controlar la acción de gobierno. Y eso es una
manera de entorpecer el funcionamiento democrático de la institución.
Son estas
cuestiones, las que van minando y socavando el a todas luces viciado, sistema
democrático que nos gobierna. Necesitamos procedimientos de deliberación y
legitimación colectiva, que abran el debate informado a la ciudadanía y nos pongan en camino de preparar el
futuro de la ciudad.
1 http://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2016/10/30/consulta-popular-terrenos-repsol/886255.html
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