La Participación Ciudadana en el Diseño y la Intervención Urbana. Mecanismos democráticos. El caso del Bosque Urbano de Málaga
El conflicto
que mantiene una plataforma ciudadana con su ayuntamiento, me sirve para poner
el foco sobre la participación ciudadana en las decisiones relevantes para la
ciudad. El desarrollo de determinados proyectos urbanísticos, en ocasiones
choca con determinados colectivos que no se sienten identificados o directamente
rechazan los proyectos y las formas de abordarlos, al no dar pie al debate
público sobre el mismo y al no analizar/explicar si contribuirá al bienestar
general o, por el contrario, contribuirá o se percibirá como perjudicial.
La ciudadanía
que se organiza, no siempre acepta la política urbanística de hechos consumados
emanada de decisiones unilaterales que no han tenido reflejo previo en programa
electoral alguno. Es ciudadanía que aspira a que quien gobierne su ciudad, permita
que, sobre los desarrollos planteados, se pueda debatir y proponer alternativas
al uso de terrenos públicos, de manera que se permita el disfrute de vecinos y
vecinas, en lugar de que sean enajenados. En este caso concreto, la aspiración
vecinal es establecer una gran zona verde de algo menos de 18 Hectáreas, sin
cemento ni hormigón para que se pueda asentar un “Bosque Urbano” en el
interior de una de las zonas mas densamente pobladas y con menos dotación de
equipamiento verde. Esta es la aspiración colectiva. Y se enfrenta a la
ofensiva sin cuartel de un gobierno municipal que ha decidido que “sus gobernados” -a los que debería
rendir cuentas de su gestión-, no tienen nada que decir si el alcalde ya ha
decidido cosa distinta sobre el destino del suelo.
A principios de 2016, el pleno del
ayuntamiento de Málaga, en una de sus sesiones plenarias, aprobó organizar una
consulta sobre el destino del enorme solar en conflicto, de un barrio, no solo
muy poblado, sino además, con escasez de espacios verdes. El destino de esos
terrenos (177.000 m2) condicionará el tipo de ciudad que será
Málaga, de ahí la relevancia de la consulta que se propuso.
Podemos
afirmar y no nos equivocaremos, que la acción de gobierno municipal en Málaga, habitualmente
maniobra buscando la forma de limitar la participación ciudadana en asuntos que
afectan directamente a cómo se organiza el entorno en que vivimos las ciudadanas
y ciudadanos.
El gobierno
municipal, encabezado por el alcalde Francisco de la Torre, mantuvo guardado en
un cajón el informe positivo del interventor municipal sobre la posibilidad de
hacer dicha consulta ciudadana para definir de manera participativa el destino
de los terrenos donde se ubicaron los antiguos depósitos del terminal
petrolífero de Repsol retirados tiempo atrás.
El PP votó
en su día a favor de esta consulta, pero, a continuación, maniobró para
conseguir que no se hiciera. Paradójicamente, el Concejal de Participación Ciudadana, en lugar de estimular la
participación, afirmaba entonces,
que esa figura de consulta no aparecía en el articulado de la Ley de
Procedimiento Administrativo Común. El partido Ciudadanos también cuestionó la
legalidad de la consulta. Y había que aclararles que, aunque no aparezca, ello
no significa que no sea posible y, como indicaba Ángel Sánchez en un artículo
publicado el 30 de octubre de 2016 en la Opinión de Málaga1: “Es una paradoja que el responsable de
participación se desprenda de una figura significativa de participación
ciudadana en la gestión municipal y, en la paradoja, concurre que la afirmación
la realiza, sin la menor referencia a la legislación local…”. En ese
artículo, el catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Málaga
incluía otros argumentos jurídicos que cuestionaban la sesgada interpretación
del concejal.
También se
daba por entonces la paradoja, de que, en relación a la declaración de BIC para la Farola, fuese precisamente
la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía,
Patricia del Pozo, la que anunciase que presentarían alegaciones a esa
declaración de BIC. Es irónico que sea la responsable de proteger el
patrimonio, la que se manifieste contra esa protección. Y en este caso, vuelve
a concurrir un conflicto con otra plataforma ciudadana, “Defendamos Nuestro Horizonte,
que se opone a la construcción de un rascacielos en el puerto de Málaga, a la
que ni el gobierno municipal, ni la autoridad portuaria quieren atender.
La reflexión
general en relación al bosque urbano que se reivindica para Málaga, es sobre el
papel que los políticos deben jugar en la gestión de
los bienes comunes y del interés público. El PP ha gobernado y sigue gobernando
con un modo de gestión de arriba abajo. Piensan la ciudad que quieren, en base
al modelo neoliberal en el que creen. Tutelan a los ciudadanos y dificultan o
directamente impiden, que la ciudadanía organizada, cree o diseñe propuestas
alternativas y participe activamente en el diseño del espacio que habita.
La historia de este caso comenzó con
una petición en la plataforma change.org que sumó muchas firmas. Las
suficientes para que acabara surgiendo una sólida Plataforma que entre los
pasos que fue dando, acabó acudiendo a sus representantes en el ayuntamiento
con una petición alternativa a la inicialmente propuesta en el PGOU de ese
momento y no ejecutada.
La plataforma municipalista Málaga Ahora propuso en su día en el
pleno esa consulta ciudadana para dar cauce a la participación y fue apoyada por todos los grupos. En el
Pleno intervinieron vecinos, profesores de universidad y en el debate se
defendió la propuesta del Bosque Urbano, se habló del proyecto original del
ayuntamiento y de propuestas alternativas. Dio la sensación de que se escuchaba
e incorporaba a la ciudadanía a la toma de decisiones, explicándoles los
condicionantes previos. Se teatralizó una suerte de debate público, no del todo equitativo, pero sí ofreciendo la imagen de que se asumirían las conclusiones del debate y el resultado de la votación. Sin embargo, el gobierno municipal en manos del PP se
ocupó de convertir aquello en una pantomima.
Cuando se grita en las
manifestaciones “No nos representan”
se está diciendo que, además de votar, en un sistema democrático, hay que
posibilitar y canalizar la participación de los representados, cuando estos
acuden a sus “representantes”.
Es necesario transitar de modelos de
gestión de arriba a abajo, como el que aplica el equipo de gobierno del PP, a
los que se nutren de abajo a arriba, -de la raíz a las hojas-.
No todo lo que se proponga será
técnicamente posible, o legalmente posible; pero tiene que existir la
posibilidad de poner en marcha proyectos compartidos que incorporen el poder
creativo y la participación de los ciudadanos y los vecinos, aunque voten a
partidos distintos.
Así que, a diferencia de la postura
del concejal de participación que buscó argumentos legales para limitar la
participación que debería defender institucionalmente, todos los “representantes de los ciudadanos”
salidos de las urnas, deberían buscar los cauces para que los vecinos puedan
expresarse y tomar parte activa en la toma de decisiones sobre proyectos de
envergadura que les afectan directamente.
Resumiendo, los políticos además de
defender los marcos conceptuales de gestión que cada cual tiene, respetables,
aunque no sean compartidos, deben escuchar a sus representados y trabajar para
mejorar los cauces de participación, nunca limitarlos.
Y es que hay
Dos Modelos Contrapuestos de
Intervención Urbana que podemos ver en esta ilustración:
En el caso
que nos ocupa de la Plataforma Bosque
Urbano, se ha dado finalmente la vuelta de tuerca mas llamativa del
consistorio malagueño, en su carrera para acabar con la participación, ya que,
a través de la Gerencia Municipal de Urbanismo ha solicitado el pago de las costas procesales, que, según
estima Urbanismo, ascendería a 223.500€, basándose en el supuesto valor de
la parcela que tratan de enajenar y al que el colectivo se opone por tener una
propuesta alternativa para ese suelo público. Es un intento claro de amedrentar
a la plataforma, enviándole un mensaje para que desista de seguir con el
contencioso, ya que para iniciar el litigio hubo que poner en
marcha una colecta, en la que han recaudado algo más de 11.000 €. Y parece
evidente que la pretensión es enviar ese mismo mensaje a cualquier plataforma o
colectivo que pretenda oponerse a los planes y al urbanismo diseñado por el
gobierno municipal.
Conclusión:
Necesitamos procedimientos
de deliberación y legitimación colectiva, que abran el debate informado a la ciudadanía y nos pongan
en camino de preparar el futuro de la ciudad.
1 http://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2016/10/30/consulta-popular-terrenos-repsol/886255.html
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