Una Reflexión Sobre la Participación Ciudadana en el Diseño Urbano: El caso del Bosque Urbano de Málaga.
Hablemos de
política.
La política
es el proceso de toma de decisiones en toda comunidad humana. Es la forma en
que una sociedad resuelve los problemas que le plantea su convivencia
colectiva. Es (o debe ser) un quehacer ordenado al bien común.
Por
supuesto, con participación de la ciudadanía implicada. Se trata de
distribuir y ejecutar el poder según las decisiones colectivas para garantizar
el bien común en la sociedad. Porque no se otorga el poder de representación
para que sea falseado y desvirtuado, aunque pueda serlo. Porque otorgamos
nuestro voto para que quien nos represente y ateniéndose a un contrato previo
que es el programa ofertado, defienda nuestros legítimos intereses como
miembros de la sociedad. Así se entiende la democracia.
Si queremos
presumir de democracia, lo coherente es aplicar esos principios democráticos en
que queremos que se base nuestro sistema político. Sin embargo, el uso y abuso del poder adquirido, aunque
haya sido por procedimientos democráticos, acaba pervirtiéndola.
El término 'política',
en sentido amplio, es una actividad de la que es muy difícil sustraerse, por
encontrarse en casi todos los ámbitos de la vida. Todos hacemos política.
Definiciones
clásicas apuntan a definir política como el ejercicio del poder en
relación a un conflicto de intereses. Pero, en definitiva, política se define
como el modo en que las sociedades decidimos organizar la vida en común entre
quienes las componemos. Y los políticos ejercen o aspiran a ejercer su función
dirimiendo de la mejor forma los asuntos públicos.
Me remito a
un ejemplo que tenemos en estos días en nuestra ciudad. Se trata del Bosque Urbano reivindicado por
bastantes ciudadanos tanto individualmente como organizados alrededor de la
Plataforma ciudadana BUM. El gobierno municipal, con Francisco de la Torre,
mantuvo guardado en un cajón el informe positivo del interventor municipal
sobre la posibilidad de hacer una consulta ciudadana para definir de manera
participativa la posición de los vecinos y, muy especialmente de los distritos
de Carretera de Cádiz y Cruz de Humilladero, con respecto al proyecto que han
estado pergeñando para los terrenos donde se ubicaron los antiguos depósitos de
Repsol, hace tiempo retirados.
Se trataba
de preguntar si nuestras hijas y nietas podrían disfrutar de una zona verde
arbolada con especies autóctonas, el denominado “Bosque Urbano” o estar a la
sombra de 4 rascacielos y un frío parque urbano (proyecto original o los
subsiguientes modificados).
Traté el
tema en un artículo de noviembre de 2016. Y lo que quería discutir es el
papel que los políticos tienen en el debate público y la participación
ciudadana que deben permitir y fomentar.
Pues bien,
lo han vuelto a hacer. Han sacado a información pública un proyecto muy alejado
del deseo expresado por muchos malagueños, con “agosticidad” y alevosía. Además,
lo consideran un trámite sin valor vinculante y que no modifica la decisión
previa ya adoptada.
El Concejal
de Participación Ciudadana del ayuntamiento de Málaga, en aquel momento (2016) declaró
que la figura de consulta no aparecía en el articulado de la Ley de
Procedimiento Administrativo Común, aprobada por aquel entonces. Se le podría
responder con rotundidad, que el hecho de que no aparezca no significa que no
sea posible y, que es una paradoja que el responsable de participación se
desprenda de una figura significativa de participación ciudadana en la gestión
municipal y, en la paradoja, concurre que la afirmación la realizaba, sin la
menor referencia a la legislación local. Suena a chiste que el concejal de
participación busque argumentos legales para limitar la propia participación
que debería defender institucionalmente.
Sin embargo,
la reflexión general que quería hacer se refería al papel
que los políticos deben jugar en la gestión de los bienes comunes y del interés
público. El PP que lleva gobernando muchos años nuestra ciudad, lo hace con un
modo de gestión de arriba abajo. Piensan la ciudad que quieren con la ayuda de
técnicos y asesores en base a unas directrices que descansan en el modelo
neoliberal en el que creen. Tutelan a los ciudadanos y no acaban de aceptar que
haya vecinos que se organicen y diseñen propuestas alternativas para el suelo
que pisan.
Los vecinos acudieron a sus
representantes en el ayuntamiento con una petición alternativa a la
inicialmente propuesta y no ejecutada para los terrenos de Repsol. Se propuso
en su día en el pleno esa consulta ciudadana para dar cauce a la participación
y fue apoyada por todos los grupos.
Intervinieron vecinos del barrio, profesores de universidad y en el debate se
expusieron problemáticas diversas. Se defendieron: la propuesta del Bosque
Urbano, el proyecto original del ayuntamiento y propuestas alternativas del
PSOE, Ciudadanos, Izquierda Unida. Dio la impresión de que se estaba con los
ciudadanos, escuchándolos e incorporándolos a la toma de decisiones,
explicándoles también los condicionantes previos. Desgraciadamente el PP se
ocupó de convertir aquello en una farsa.
Además de votar a quienes nos deben representar,
los ciudadanos tenemos que ser escuchados y participar activamente en el diseño
de la ciudad.
Creo firmemente que debemos transitar de modelos de gestión de arriba a abajo, como el que está aplicando el equipo de gobierno de Paco de la Torre, a los que se nutren de abajo a arriba, especialmente en el diseño urbano.
Dos Modelos Contrapuestos de Intervención
Urbana. Imagen de una charla presentada por el arquitecto y profesor Carlos
Verdaguer en las jornadas para actualizar los objetivos de la Agenda 21 de nuestra ciudad,
organizadas por el Observatorio del Medio Ambiente Urbano de Málaga (OMAU).
Esta figura representa los dos modelos de intervención que he pretendido traer
a colación al criticar la lamentable gestión del PP en el asunto del BUM
limitando la participación ciudadana en el caso de los terrenos de Repsol.
No todo lo que se proponga será
técnicamente posible, no todo lo que se proponga será legalmente posible; pero
estoy segura que sí podremos poner en marcha proyectos compartidos que
incorporen el poder creativo y la participación de los ciudadanos y los
vecinos, aunque voten a partidos distintos.
Los políticos tienen entre sus
funciones la capacidad de cambiar normas legales, pero también la capacidad y
necesidad de consultar y escuchar. Es su razón de ser y para lo que deben trabajar.
Resumiendo, los políticos además de
defender sus marcos conceptuales de gestión, respetables, aunque no compartidos
por todos, deben escuchar a sus representados y trabajar para mejorar los
cauces de participación, nunca limitarlos.
Hay una
necesidad urgente de crear marcos de referencia jurídicos respecto de todas las
escalas de planificación (desde la planificación regional y subregional a la
urbana) que atiendan con nuevos instrumentos a los actuales desafíos
territoriales y urbanísticos. Y deben ser marcos que permitan la intervención
de los ciudadanos de forma efectiva y real, porque el escenario futuro es una combinación de incertidumbre y responsabilidad,
por tanto, sujeto a procedimientos de
deliberación y legitimación colectiva.
Publicado en
Revista el Observador el 15 de septiembre 2020.
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