A modo de reflexión sobre lo Rural y las políticas verdes
La
desestructuración del mundo rural tiene un impacto negativo en el conjunto de
la sociedad del que quizá no somos conscientes. Y es un hecho que hay desorden
estructural y territorial, además de un fracaso claro de nuestro modelo rural, que
nos afecta a todos, en pueblos y ciudades. Por ello hemos de hacer la reflexión
colectiva al respecto que arroje luz sobre la situación y qué hacer para
remediarlo.
La realidad
ya no se puede disimular ni adornar, y lo que nos presenta esta realidad, y a
lo que nos enfrenta es al agotamiento del modelo de producción agropecuaria que
se apoya en el paradigma del desarrollismo agroindustrial. La actividad
agrícola y ganadera abandonó el equilibrio que tradicionalmente le vinculó al
entorno natural. Hoy impera un modelo de
producción de alimentos que, lejos de ajustarse a la realidad de los límites
físicos, hace un manejo de los recursos naturales como simples factores de
producción, y, en un contexto de cambio ambiental está sobreexplotando nuestros
campos y acuíferos, y contribuye al vaciado del mundo rural.
Es un modelo
económico organizado desde las ciudades, y la realidad territorial, hace que el
desequilibrio se acreciente en detrimento paulatino y constante del Rural.
El modelo
agrario español es altamente concentrador, hace muy ricos a muy pocos, y tiene
altos costes cada vez más insostenibles para la mayoría rural, contribuyendo a
despoblar regiones enteras. Precisamente por ello, hay que reforzar los puentes
entre pueblos y ciudades, enlazar los tejidos asociativos urbanos y rurales,
para pensar un nuevo modelo que garantice los derechos de todos por igual
y el mantenimiento de los espacios naturales y paisajes agrarios para que la
población que allí vive, lo haga en condiciones de dignidad y no tenga que
recurrir al exilio de “su lugar en el
mundo”.
Es un hecho
constatado, por ejemplo, que la desertificación amenaza al 80% de nuestro
territorio. Pues bien, eso nos debe poner en situación para saber que no tendremos
futuro en esta Andalucía nuestra, si no queremos ver que al modelo depredador
del territorio hay que darle la vuelta. Darle la vuelta al modelo imperante en
la actualidad, que desincentiva las explotaciones familiares pequeñas y
medianas y las desprecia por considerarlas ineficientes, inviables y alejadas
del modelo agroexportador que se promueve desde los gobiernos en todos niveles
institucionales. Y no digamos del modelo urbanístico que ha depredado el
territorio andaluz con iniciativas especulativas que han dejado huellas
imborrables en el mismo.
La revolución verde, en la 2ª mitad del siglo XX se
basó en una serie de elementos que han ido empeorando las condiciones
ambientales para seguir manteniendo los niveles de producción agrícola. Estos
elementos fueron: el reemplazo de animales de tiro por
maquinaria, el incremento de las superficies de cultivo, el gran aumento de
Insumos (Fertilizantes y Fitosanitarios), el aumento del uso del riego y la
introducción de nuevas variedades muy productivas. Con tales ingredientes,
además de aumentar enormemente la producción, se ha llegado a un notable
empeoramiento de los recursos básicos necesarios en la Agricultura, que son:
Aire, Agua, Suelo, Diversidad genética (especies) y Energía.
Para cambiar
eso y revertir sus consecuencias, una adecuada Estrategia de recuperación de la
calidad de esos recursos puede ser la de las “4 Rs”: Reterritorialización
de la producción, Relocalización de los mercados, Revegetarianización
de la dieta y Reestacionalización del consumo alimentario.
Es decir, la
mejor estrategia pasa, necesariamente por cambios en nuestros hábitos de
consumo. Y aun así, la producción de alimentos seguirá contribuyendo al
deterioro de los recursos necesarios, si no hay cambios en la forma de producir.
Esta
estrategia hay que acompañarla de medidas que contribuyan a esta recuperación y
preservación de los recursos de nuestros territorios y comarcas. Medidas que
permitan la fijación de los que hoy los habitan y que no se vean empujados a
abandonar su “tierra”.
Analicémoslo,
es lo mismo, -salvando algunas distancias-, que vemos a diario en la prensa
sobre las migraciones y los migrantes, que se ven forzados a dejar sus tierras
y que son expulsados de las mismas por guerras, sequías, extracciones abusivas
de recursos, de minería, contaminaciones que matan la vida por parte de grandes
corporaciones que causan destrozos, y acaban expulsando a lugareñas y lugareños de sus “lugares”, aquéllos
que los vieron nacer y crecer. Es triste. Y hay que ver la forma de remediarlo.
A todas
estas cuestiones hay que dedicar tiempo de reflexión colectiva… y cuanto antes,
mejor, porque en mejores condiciones estaremos si no dejamos que esta situación
progrese hasta hacerse irreversible.
Publicado el
12 de junio de 2018 en Andalucía información. Andalucía mas que verde.
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