LA PARADOJA DE JEVONS Y EL FUTURO DE LA AGRICULTURA ANDALUZA
Asume la
administración andaluza que la especialización del sector primario en nuestra
comunidad está muy ligado al recurso agua. Ciertamente es así. Por eso la
necesidad de ser rigurosos y revertir la sobreexplotación del recurso, de los
acuíferos, manantiales, humedales y ríos. Casi todas las cuencas tienen un
exceso de extracciones respecto a los recursos disponibles, pero se han seguido
incrementando los regadíos y esto no se puede mantener por más tiempo.
En ninguna
región de Europa están usando de forma menos inteligente sus recursos hídricos.
Y es que el problema del agua en España
no es un problema de escasez, sino de mala gestión y de falsas promesas. Y la
realidad nos dice que estamos exportando agua desde la Europa más seca hacia la
más húmeda. ¿Hay despropósito mayor? Y que el estrés hídrico (cociente entre los recursos utilizados y el total disponible
a largo plazo) es de los mayores de la Unión Europea, solo por detrás de pequeñas
naciones insulares como Chipre y Malta.
Y se pone de
excusa el cambio climático, como causante del deterioro. Pues bien, el
diagnóstico de la consejería de agricultura andaluza es incorrecto. NO es “la
presencia creciente del cambio climático” la causante de los déficits hídricos
que padecen estructuralmente los 5 sistemas de la Cuencas Mediterráneas
Andaluzas sino una mala gestión y el incumplimiento de las planificaciones
hídricas vigentes.
Y sabiendo esto, los partidos que gobiernan,
tanto en Andalucía como en el Estado, siguen pidiendo más agua y más
infraestructuras hidráulicas, en lugar de mesura en su gestión. Plantean desde
el partido que sostiene el gobierno andaluz seguir ampliando los regadíos ya
que se ha incrementado mucho la eficiencia en el uso del agua y por eso hay que
dar …¡más agua! Esa es la mejor manera de acabar con la sostenibilidad y con el
recurso. Y es que la SOSTENIBILIDAD es un término que desgraciadamente ya se ha
desvirtuado como para no remitir a la idea original de mantener los recursos
para su uso hoy y en el futuro.
Cabría
aplicar la paradoja de Jevons en
este tema, que advierte de que, a medida que el perfeccionamiento tecnológico
aumenta la eficiencia con la que se usa un recurso, es más probable un aumento
del consumo de dicho recurso que una disminución. En este caso ese recurso es
el agua, y esta es imprescindible para la vida, luego su buena gestión es
básica.
La demanda
actual ya supera con creces la disponibilidad que se puede cubrir en el
presente, así que seguir insistiendo en aumentar regadíos es sencillamente
proponer el suicidio de comarcas enteras.
Los recursos renovables no se pueden gestionar como
si fueran ilimitados. Una gestión sostenible implica que la actividad sea
viable ahora y en el futuro. Y se propone caminar hacia la insostenibilidad.
Del total de
agua disponible a nivel global, más del 80 %, se consume en la Agricultura, -y
en el caso del levante almeriense o de los subtropicales en la costa granadina
o la Axarquía malagueña llega al 84-87%-. El agua para consumo urbano no llega
al 10%, por lo que la panacea que a veces se ha sugerido, de usar las aguas regeneradas,
no vale si la pretensión es aumentar los regadíos. El agua que proviene del
tratamiento terciario de las aguas urbanas mejoraría, en todo caso, el
suministro de agua a los regadíos que ya hay, pero no da para aumentarlos. Y en
la actualidad tenemos más regadíos de los que puede soportar nuestro sistema
hídrico. Así que es un verdadero disparate plantear su aumento. Hay
que tener claro que el agua regenerada, y avances en las conducciones que
mejoren la situación, no suponen un gran volumen y no pueden dar lugar a
incrementos de superficie de riego sino a asegurar el riego de lo que ya
existe. Quizá por ello se haya planteado con mas entusiasmo el uso de agua
desalada y la subvención de esta
desalación y de la energía necesaria para trasladarla hasta los lugares donde
se deba usar. O sea, están planteando subvencionar el uso de agua para la
agricultura, mientras se esquilma el agua que debe cubrir las necesidades de
las poblaciones, donde, en muchos casos se acaba recurriendo al uso de cubas
para garantizarlo. Hay pueblos, en zonas donde se quiere aumentar el regadío,
que están en serio riesgo por falta de agua. Y pretenden que se invierta en
subvencionar el abusivo consumo que les pone en riesgo.
Se presumía
con cierta lógica que el agua de las desaladoras no se emplearía para la
agricultura por su alto precio. Sin embargo, las desaladoras españolas han
funcionado y proporcionado agua para los cultivos agrícolas en el sureste de
España, cuando apretaba la sequía del pasado año.
Será un paso
importante el que se dé, cuando los responsables de la administración sean
conscientes de que es preciso gestionar la demanda y dejar de aumentar la
oferta. Lleva mucho tiempo el gobierno andaluz haciendo la vista gorda a las
extracciones ilegales y promoviendo aumentos de oferta ilusorios, en lugar de
gestionar adecuadamente la demanda.
El objetivo de conseguir un sector agrícola SOSTENIBLE
Y CON FUTURO, se desdibuja al plantear como solución a la escasez,
subvencionar la desalación y el coste de la energía necesaria para el
transporte del agua desalada para dedicarla a seguir incrementando la
superficie regada en comarcas con índices de aridez de 0,3 e incluso inferiores.
Un incremento del regadío en zonas con balances
hídricos estructuralmente negativos desde hace decenios y que serán aún más
negativos en el futuro próximo, es un grave error. Supone socializar los costes
de producción de una actividad privada e insostenible en una zona donde el
abastecimiento urbano actual ya no está asegurado en todas las poblaciones por
la apropiación del recurso para uso agrícola, lo que contraviene la normativa
aplicable.
El
despropósito que denuncio aquí llega al disparate cuando se habla de la “coyunturalidad”
de las condiciones climatológicas para poder aplicar la Ley de Sequía de forma permanente. Es decir, que se aplique la
misma en condiciones de normalidad.
Haciendo
unos cálculos aproximados sobre el coste de desalación y transporte hacia las
explotaciones, se pone fácilmente en evidencia que si el coste por m3 sube por
encima de 1 € es insostenible económicamente tal consumo de agua desalada. Eso
sin entrar en la insostenibilidad ambiental, que también es muy alta. Parece,
sin embargo, que el PSOE De Andalucía ha hallado la manera de soslayar esa
insostenibilidad: subvencionar la actividad cargándolo sobre las espaldas de
todos los andaluces.
No cabe
mayor desatino.
Publicado el
1 de mayo de 2018 en Andalucía Información. Andalucía mas que verde
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