Infraestructuras viarias y Modelo de Movilidad
Entre 2018 y 2021, concluyen los plazos de concesión por los que se adjudicaron las primeras autopistas que se construyeron en España. Las políticas estatales, tanto cuando ha gobernado PP como cuando lo ha hecho PSOE, han ido dirigidas a la ampliación temporal de esas concesiones.
El
presidente de ABERTIS animó al Gobierno a utilizar este próximo vencimiento de
las vías de pago más maduras y el problema de las autopistas
quebradas como oportunidad para
definir su modelo de carreteras de alta capacidad. Bruselas, dicen, no es proclive a alargar concesiones, sino a
licitar de nuevo el contrato de concesión de las vías. El presidente de
Abertis, en ese sentido, se manifestó a favor de la posibilidad de implementar lo
que denominó el pago por uso para así
atender como mínimo los costes de mantenimiento. Según él, con la
disponibilidad presupuestaria es difícil que las vías de alta capacidad puedan ser gratuitas, porque España es
un «isla» en el marco europeo en materia de autopistas y pago por uso. Mientras
en Francia e Italia el
80 % de las vías de alta capacidad son de pago, este porcentaje se reduce en España al 21 %.
Por eso no
fue de extrañar el anuncio que el verano pasado hizo el Gobierno, lanzando un
plan de carreteras de 5.000 millones con inversión privada que, según proponía,
pretende reactivar la obra pública, actualmente en mínimos, y hacerlo
supuestamente sin recurrir al déficit público, además de crear puestos de
trabajo (¡cómo no! ¡Es la recurrente promesa, que igual vale para esto que para
otras infraestructuras!). Tras un mínimo análisis, se comprende que su principal objetivo fue beneficiar a
determinadas empresas, cuyos beneficios han podido menguar tras
el fin de las burbujas inmobiliaria y de infraestructuras. Burbujas que,
parece, pretendieran reactivar.
Aunque la
malla de autovías y carreteras que tenemos, en términos generales, es más que
suficiente, estamos por encima de la media europea en kilómetros por
habitante, lo que es necesario en todo el ámbito territorial es el
mantenimiento y/o mejora de toda la infraestructura ya existente. Este es un
apetitoso pastel que nuestro presidente puso sobre la mesa este verano, y que
pretende presentarnos como un buen negocio para las arcas públicas. Queda clara
y asumida la necesidad de dedicar recursos económicos al mantenimiento de vías.
En principio este plan anunciado, es evidente que se ha pensado para el fin de
mantenimiento y mejora, ya que 5.000 millones de € son pocos millones para
hacer 2000 km de autovías o autopistas nuevas, como pomposamente se intentó
presentar. Más bien se refieren a carreteras existentes incluyendo
actuaciones en, al menos, 20 corredores del país que abarcarán buena parte de
esos 2.000 kilómetros de infraestructuras. Aunque esos corredores no se
especifican, la propuesta del plan es dar una concesión por 30 años para la
mejora y mantenimiento de esos 2.000 km de infraestructuras, en buena parte
carreteras ya existentes. Cabe suponer, además, que esos 2.000 km
incluirán las vías más usadas y rentables. ¿Quién invertiría dinero privado en
una carretera de montaña del Norte de León?
De este modo
el ministerio de Fomento de este gobierno, con este plan, hipoteca a los
próximos gobiernos que deberán pagar a las empresas concesionarias
anualmente 350 millones para este fin. Así que las empresas, adelantando un
20% del coste de la mejora, consiguen que el gobierno les dedique fielmente
esos 350 millones/año actualizados, durante 30 años, ¡buen negocio! No es
de extrañar la satisfacción de la Asociación de Empresas Constructoras y
Concesionarias de Infraestructuras (SEOPAN). A esto Rajoy lo llama “pago por disponibilidad” que suena
demasiado a la oída al presidente de ABERTIS “pago por uso”. Al final resulta ser una hipoteca para las arcas
públicas, y habrá que comprobar que no contengan cláusulas abusivas, como ya
hemos visto, en casos que estamos pagando ahora. Lo que se pretende
pues, es externalizar el mantenimiento y mejora de 2000 km de las infraestructuras
existentes, las más viables económicamente, a cambio de una inversión
inicial de las empresas del 20% del coste de la primera actuación que vayan
hacer.
No es la
primera vez que esta colaboración público-privada se ha mostrado como un mal
negocio para las arcas públicas; por ejemplo, el Tribunal de Cuentas de
Andalucía reconoció que la experiencia público-privada fue nefasta para
las arcas andaluzas: En un informe desvelaba hace un par de años los
sobrecostes de esta fórmula público-privada para los Metros de
Sevilla y Málaga. 2.500 millones de € en total en sobrecostes.
Es evidente
que ninguna concesionaria dará este servicio público sin conseguir con ello
un buen beneficio y es lógico. Pero conviene que nos preguntemos si, como
ciudadanos, estamos dispuestos a pagar por esas mejoras y ese mantenimiento
durante todo ese tiempo. Y quedan algunas preguntas inquietantes sin contestar:
¿Cómo se revisarán y fiscalizarán los trabajos y obras realizadas anualmente?,
¿Qué pasará si esas carreteras dejan de ser usadas en 20 años?, ¿Estamos
seguros que el modelo de transporte actual por carretera es sostenible durante
30 años con el pico del petróleo sobrepasado?
Todo esto
trata, y lo veremos en un futuro cercano, de cargar sobre las arcas públicas,
costes de mantenimiento que irán en detrimento de otras inversiones muy
necesarias para cambiar el modelo de movilidad o en políticas sociales cada vez
más raquíticas.
En ese
sentido y en esa línea de promover infraestructuras excesivas, difícilmente
justificables, hay más ejemplos de propuestas del partido popular. El alcalde
de Málaga, Francisco de la Torre presentó en noviembre pasado el estudio
municipal de una nueva vía perimetral en el área metropolitana. La propuesta
contempla una vía que enlaza con la segunda ronda actual desde Málaga hasta
pasado Chilches, en Vélez-Málaga, y otra conexión desde la segunda ronda
directa a la zona de Fuengirola, a través de un túnel en la sierra de Mijas de
21 kilómetros. Se trata de unos 49 kilómetros, que supondrían una inversión de
más de 760 millones, y que se plantea como “supuesta solución” para los tramos
más congestionados en la zona oeste en las relaciones con la Costa del Sol.
Los
objetivos declarados de la nueva vía perimetral son incrementar la capacidad
para evitar estrangulamientos y congestión. Una locura que no se sostiene, se
mire por donde se mire. Hablan de incremento de movilidad, cuando está ya
demostrado que sería todo lo contrario.
Asimismo,
afirman sus promotores que "estas cuestiones son financiables si se montan
bien, combinando lo público y lo privado”, cuando, insisto, tenemos datos
suficientes a estas alturas, de cómo les salen esos experimentos
público-privados a las arcas públicas.
El camino
para alcanzar un modelo de movilidad para el futuro pasa por reducir el espacio
del automóvil. Con un futuro próximo en
que los combustibles fósiles y el transporte por carretera pueden ser más una
rémora para la economía que un elemento de dinamización de la actividad productiva.
Plantear proyectos como este que pretende el Ayuntamiento de Málaga, es un
disparate no avalado por ninguna lógica, por más argumentos falaces que se ofrezcan.
El modelo de movilidad impulsado por el PP de Málaga es el basado en el
transporte por carretera, el fomento del vehículo privado, con gran consumo de
combustibles fósiles. Esto es inviable para un futuro cercano. Ya que no prevé
cumplir, ni los acuerdos de la UE ni los internacionales contra el cambio
climático o el uso de la Energía.
Urge definir el sistema de transporte hacia el que transitar para los próximos decenios. Para ello conviene considerar que las vías de alta capacidad ofrecen servicio, sobre todo, a un transporte de mercancías en larga distancia. Este sistema tiene una alta huella de carbono y una baja eficiencia energética si se compara con alternativas como el ferrocarril para mercancías. Por otro lado, también la movilidad de las personas en el contexto de las ciudades y las, cada vez más extensas y frecuentes, conurbanizaciones no puede basarse en el vehículo privado. Si se apuesta por este modelo es mas que probable que nos encontremos con las congestiones que preocupan a Francisco de la Torre. A lo que hay que añadir graves efectos colaterales como niveles de contaminación muchos días en valores inasumibles, cosa que ya está ocurriendo con afectaciones muy negativas para la salud. Las infraestructuras que necesitamos implementar son las que animen a no usar tanto el coche. Hay que profundizar en redes intermodales inteligentes que faciliten la movilidad en cercanías y la conecten con la que ocurre dentro del tejido urbano.
Coportavoz
EQUO Andalucía Verdes
Diputada en
Parlamento andaluz
Publicado en
Ecologismo de Emergencia el 5 de febrero 2018
https://blogs.publico.es/ecologismo-de-emergencia/2018/02/05/584/
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