DOÑANA en el punto de mira: Demasiadas agresiones a nuestro Parque Nacional
El Parque
Nacional de Doñana es un mosaico de ecosistemas que albergan una biodiversidad
única en Europa. Especialmente vulnerable y frágil es la marisma, de
extraordinaria importancia como lugar de paso, cría e invernada para miles de
aves europeas y africanas. En el Parque viven especies únicas, y en serio
peligro de extinción, como el águila imperial ibérica y el lince ibérico.
En Doñana confluyen un conjunto de ecosistemas (playa, dunas, cotos, marisma...)
que le dotan de una personalidad también única. Con tierras que son ricas y
fértiles, ya que la marea deposita sedimentos que enriquecen sus suelos. Y
también cumplen las marismas importantes funciones, como la de amortiguar y
minimizar las corrientes marinas cuando hay mucho viento o tormentas.
Al principal río que la baña, el Guadalquivir, también le llegan amenazas que comprometen la conservación de Doñana, en forma de vertidos contaminantes, alteraciones como el dragado que, de llevarse a cabo destrozaría el lecho del río, desviación de sus aguas mediante trasvases etc… Y cuando se pone en peligro la marisma, se ponen en peligro, ecosistemas muy valiosos y necesarios para gran cantidad de especies de fauna y flora, pero no solo para ellas, también para los pueblos de la zona que tienen en la existencia del humedal su mayor riqueza. Por tanto, debería quedar claro su relevancia y la necesidad de mantener su integridad.
Siendo el
más emblemático de nuestros parques nacionales, sin embargo, vive acosado
permanentemente por todo tipo de proyectos, los de extracción de hidrocarburos,
pero también la extracción, - más allá de lo razonable-, de agua del acuífero
que es el corazón de la marisma, la contaminación de esas aguas con
pesticidas y productos usados en la agricultura intensiva que lo cercan, el
proyecto de dragado del río Guadalquivir, que arrasaría el delta donde
desemboca…
Desde los
años noventa, el acoso ha sido evidente y recurrente, y las presiones han sobrevolado
permanentemente tan frágil y valioso ecosistema.
Fue en diciembre
de 2009, cuando el expresidente del gobierno Felipe González entró a presidir el
Consejo de Participación del Espacio Natural Doñana. Su nombramiento se produjo
a raíz de la dimisión del biólogo Ginés Morata, provocada tras discusión en el
Consejo por el trazado del oleoducto de la refinería Balboa, que por fortuna se
descartó… Morata discrepaba con la Junta de Andalucía, y ésta apoyaba el
proyecto. Podíamos ver ya la deriva que desde la administración autonómica se
inició en cuanto a la gestión del espacio.
En octubre de 2010 fue aprobado en el entorno de Doñana, a 300 metros al norte del espacio protegido, un gasoducto de 18 kilómetros y cinco pozos de extracción de gas, por parte de la empresa filial de Gas Natural, Petroleum Oil & Gas España. A pesar de las demandas de los ecologistas, el Consejo de Participación no emitió ninguna opinión o informe sobre aquel proyecto con la excusa de que ni siquiera tocaba los límites del Parque Natural, aunque afectaba a zonas LIC y ZEPA igualmente protegidas por la Unión Europea. Y ya estaba Felipe González presidiendo ese consejo de participación. Tres meses después de aprobarse ese proyecto, Felipe González es fichado como consejero de Gas Natural Fenosa con un más que estimable sueldo. El descaro con el que cruzó la “puerta giratoria” es manifiesto. Dos años más tarde, en diciembre de 2012, dimitió como presidente del Consejo de Participación, según dijo "por falta de tiempo". Con toda seguridad porque ya no era necesaria ni útil su presencia allí para Gas Natural.
En 2013 el
Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente con Arias Cañete dirigiéndolo,
emitió una Declaración de Impacto
Ambiental a favor de un proyecto de extracción y almacenamiento de gas,
esta vez ya sí, en el interior del Espacio Natural Doñana, que incluía la
construcción de siete pozos y 24,5 kilómetros de gasoductos y líneas eléctricas
acompañantes. El proyecto afectaba a los pinares de la zona norte del Parque
Natural de Doñana, una de las zonas de cría y dispersión más importantes de
lince ibérico, como nos recordó en un artículo aparecido en eldiario.es, ya en
enero de 2013, nuestro compañero en EQUO y hoy diputado en la Asamblea de Madrid, Alejandro Sánchez, que
nos recordaba entonces que el lince es una
de nuestras especies más críticamente amenazadas y en la que se llevan
invertidos varios millones de euros –en su mayoría de fondos europeos- para su
conservación. Recordamos ahora que acaba de pasar de la lista de especies en “peligro crítico” a la de especies en
peligro únicamente, pues parece que se considera que han menguado las amenazas.
El conflicto
de intereses en el caso de esa autorización que se tramitó estando Felipe
González en el consejo de administración de la empresa Gas Natural y a la vez
presidiendo el Patronato del parque es más que evidente.
Desde luego,
ni las especies que habitan el parque ni los municipios del entorno de Doñana
han salido nada beneficiados de esta situación, pero tampoco la sociedad
española ni la europea, que lleva cuarenta años invirtiendo recursos humanos y
económicos para conservar este valioso espacio.
Pero es que,
además, pasado el tiempo, y ya en el año 2016 y con la empresa operando en los
terrenos del parque desde entonces, nos llega el siguiente abordaje de
proyectos de Gas Natural. ¿No han sacado suficiente beneficio explotando el gas
de Doñana hasta la fecha? ¿Debemos seguir permitiendo que se pongan en peligro
los valores de un espacio frágil, como es la marisma, sin oponer resistencia?
La lucha
contra las agresiones que sufre este patrimonio de la humanidad, parece no
tener fin.
La pretensión de Gas Natural con el proyecto
que ya ha iniciado, es almacenar el gas procedente de Argelia, una vez vaciada
la roca del gas que contenía, convirtiendo una parte de la provincia de Huelva
en un inmenso almacén desde el que bombear después. Y desgraciadamente no hemos
estado atentos a que, tras el almacenamiento que se autorizó en su día, tenía
que venir esto, como continuación lógica, (dentro de la lógica de la gasística)
que no va a desaprovechar las conducciones de tuberías kilométricas que ya
existen y que, ya ha comenzado a ampliar. De momento está incluso cambiando
tuberías antiguas por otras de mayor diámetro, como pudimos comprobar in situ,
Juan López de Uralde y yo misma cuando nos acercamos a los terrenos donde han
comenzado a trabajar.
Si a los
trabajos de la gasística añadimos los otros peligros que acechan como los múltiples
pinchazos ilegales en el acuífero, ejecutados por una agricultura insostenible,
que extrae por encima de la capacidad de recarga del mismo. O la pretensión de
dragar el Guadalquivir, lo que afectaría de lleno al estuario-desembocadura del
río en la frontera de Doñana. O el vertido indiscriminado de aguas
contaminadas, pesticidas y productos químicos procedentes de esa agricultura
que se practica alrededor del parque. O las amenazas de fracking y de sondeos
incontrolados. O las presiones urbanísticas que no cesan. O las exigencias que
vuelven, una y otra vez repetidas, de carreteras que atraviesen el parque. O….
demasiadas amenazas, muchos intereses, y poca consideración por un patrimonio
común que necesitaremos para el futuro.
Por todo
ello urge que se fortalezca la Plataforma incipiente que se está organizando en
torno a la defensa de esta joya que es de todos. Como ya se constituyó antaño
cuando comenzó el acoso a tan emblemático espacio. Y en su apoyo acudiremos
cada cual desde su lugar y desde su capacidad. No nos dan tregua…tampoco
nosotros la daremos en la defensa de #Doñana.
Carmen
Molina
Co portavoz
de EQUO Andalucía y diputada en el grupo parlamentario de PODEMOS Andalucía
Publicado en
el Blog Sostenible el 19 de septiembre de 2016
https://blogsostenible.wordpress.com/2016/09/19/donana-resumen-impactos-ambientales/
Comentarios
Publicar un comentario